a Enrique CarbajalEl hombre, desde su origen, nace con esa maravillosa disposición a crecer, a imaginar, a crear, a utilizar como herramienta su inteligencia y sus manos; siembra con notas, con color, con piedra, con metal, con amor; cosecha armonía, pintura, escultura y poesía, hecha forma; es el acto sublime de la creación; es la geometría hecha movimiento, paisaje de cantos y figuras de sol, el génesis del hombre, su creación, su instinto, su sensibilidad lo elevan a ese mismo nivel, el de hacedor universal, el del verdadero creador.
En el principio... era la oscuridad, la nada, el caos, ausencia de luz, de forma, de espacio, de color, entonces... el hombre, tú, este, aquel, Sebastián, decidió crear universos, su obra, su estatura.
El primer día, tomó el barro que llamó materia y nació la forma.
El segundo día sustentó el espacio, y sustrajo la nada para formar el todo.
El tercer día tomó la luz y el prisma del color estalló en universos.
Al cuarto día aprendió a escuchar, separó el ruido y nació la armonía, se enseñoreó en las notas y las hizo plano, superficie, volumen.
El quinto día creó el movimiento, imitó a la gaviota, a la gacela, al viento, aquí el hombre danzó de jubilo y se creó el ritmo.
Al sexto día, el hombre decide crear a su igual, enseñarle a ser hombre, hombre que aprende a crecer, a leer, a engendrar, a inspirar...
El séptimo día decide, en lugar de descansar, ir por los aires, los caminos, los sentidos y mostrar su obra, abrir sus brazos, entregarse a todos, desnudarse y volver a ser el hombre, el creador de espacios, el hacedor de formas, el constructor de universos.
Sebastián:
Tomar la luz para esculpir la idea, someter el vacío para volverlo espacio y entregar a la nada la forma, es virtud de tus manos; desubicar el tiempo para lograr en juego cuerpos inesperados y jugar con la ciencia para volverla vida y no metal, ni piedra, ni bronce, ni ningún material, es atributo sólo de tu oficio de hombre, es decir, de creador.
Por ello, hasta esa dimensión, la más alta, aun más que la de artista, superior a la de genio y un poco, apenas un milímetro abajo de la de soñador, llevo para entregarla frente a tu sensibilidad enorme, la gratitud de todos los que estamos aquí, por permitirnos vivir entre tus obras, es decir, contigo, junto a ti.
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Escultura de Enrique Carbajal SEBASTIAN