POR CONSENTIRTE
Antes de ti, nunca entendí lo que era consentirte. Siempre pensé que era acariciarte con ternura y besarte sediento de tus ansias. También pensé que era cumplirte los deseos que a flor de piel solemos llevar como pecado permanente. Consentir quiere decir contar con tu consentimiento para pasar los límites de la cordura, para vencer antiguas resistencias y para pasar del suspiro tímido y ansioso a la irrupción del grito suplicante y no acallado…
Nunca supuse que para ti era todo eso y aumentado, por ello, cuando sin timidez y pensando que yo no captaría lo que tú necesitabas, me pediste temblando de ternura y me dijiste: quiero que me beses todo el cuerpo, el alma y la piel y me consientas!.. No supe comprender lo que pedías.
Entonces yo lo hice por instinto, enloquecido tal vez por tu deseo, quizás adelantándome a tu suplica y entonces… me permitiste saciarme de tu esencia y en tu grito agudo y sostenido, te llevé a la gloria prometida contando siempre con tu consentimiento.
Desde ese día, además de besarte, te consiento y tú me das con tu fluir de lava, el río, las avenidas, los espacios, por donde circula, tu deseo, el mío y el organismo de los dos, en santa comunión espiritual y húmeda.
Clavel22feb2012